Las competencias transversales se definen como las destrezas que permiten a las personas desarrollar y aplicar sus propias competencias técnicas y que implican tanto variables cognitivas y afectivas como de comportamiento (Servicio Regional de Empleo y Formación, 2009, p. 51).

Las 9 competencias transversales que se han definido con relación a todos los perfiles profesionales son las que se relacionan:

1. Autocontrol
2. Empatía
3. Flexibilidad
4. Habilidades de comunicación
5. Identificación con la entidad
6. Iniciativa y optimismo
7. Resistencia al estrés
8. Sensibilidad interpersonal
9. Trabajo en equipo

1. Autocontrol. Capacidad de mantener el control de uno mismo en situaciones estresantes o que provoquen fuertes emociones. Así pues, está relacionado con el control de las emociones, no con su supresión. En el caso del tercer sector, la importancia del autocontrol se debe a que en muchas ocasiones los/las profesionales han de enfrentarse a situaciones de alta tensión con colectivos que pasan por situaciones de adicción o que tienen estados de salud muy deteriorados.

2. Empatía. Capacidad para establecer una actitud con las personas que se caracteriza por el planteamiento objetivo de comprensión intelectual de los sentimientos de éstas, independientemente de cualquier valoración. Como en el caso de la competencia del autocontrol, en el caso de la empatía en el tercer sector, también su importancia se debe a las características de muchos de los colectivos con los que se trabaja. En algunos casos, los/las profesionales han de ser capaces de comprenderlos a pesar de que éstos no verbalicen sus necesidades o demandas o bien a pesar de que éstos tengan comportamientos difíciles de afrontar como actitudes violentas.

3. Flexibilidad. Capacidad para enfrentarse con flexibilidad y versatilidad a situaciones nuevas y para aceptar los cambios de forma positiva y constructivamente; capacidad para mantenerse eficaz en contextos de entorno cambiante, a la hora de afrontar nuevas tareas o responsabilidades. Las entidades del tercer sector han de adaptarse rápidamente a cuestiones como las necesidades sociales emergentes o las dificultades de presupuesto para impulsar los programas de actuación: es por ello que los y las profesionales que trabajan en este sector han de tener entre sus competencias la flexibilidad para poderse adaptar.

4. Habilidades de comunicación. Capacidad para informar clara y concisamente, y obtener información de personas de diferentes niveles, formación o intereses; expresar claramente la información, tanto de forma oral como escrita. De la misma manera que la empatía es una competencia esencial para el trabajo con las personas usuarias de los servicios y actividades de las entidades del tercer sector, también lo son las habilidades de comunicación. Pero en este caso, se necesitan no sólo para el trabajo con los/las usuarios/as sino para la relación con el resto del equipo de la entidad y para la relación con la administración pública y otras entidades.

5. Identificación con la entidad. Elevado nivel de compromiso personal y profesional con las finalidades de la entidad y participación en la transmisión de estos valores. En general, adhesión a la cultura de la entidad, identificación con sus valores, finalidades y objetivos. En el caso de las entidades del tercer sector, el compromiso personal y profesional con sus finalidades es especialmente destacado porque en muchas ocasiones se requiere una motivación adicional para superar las dificultades y los retos que supone el trabajo en el tercer sector.

6. Iniciativa y optimismo. Predisposición para emprender acciones, mejorar resultados o crear oportunidades; persona dinámica y con iniciativa, proactiva: búsqueda de nuevas y más eficaces formas de hacer sus tareas, búsqueda de nuevas alternativas de solución a problemas habituales, etc. La iniciativa y el optimismo son esenciales en el del tercer sector para superar las dificultades que afrontan las entidades, para posibilitar el trabajo en equipo y frente a las condiciones de vida, en muchas ocasiones muy duras, de los colectivos atendidos.

7. Resistencia al estrés y tolerancia a la frustración. Capacidad para mantener la estabilidad emocional y el nivel de eficacia y eficiencia en situaciones de presión, oposición, desacuerdo y de dificultades y fracasos, liberando la tensión de una manera aceptable para el resto del equipo de trabajo. El trabajo en el tercer sector supone afronta situaciones estresantes por las condiciones en las que se encuentran los colectivos atendidos y, a veces, por la imposibilidad de ofrecer alternativas o soluciones más definitivas.

8. Sensibilidad interpersonal. Capacidad para escuchar adecuadamente, para comprender y responder a pensamientos, sentimientos e intereses del equipo de trabajo de la entidad y de las personas usuarias, aún cuando no los hayan manifestado de forma expresa. Los/las profesionales han de mostrarse sensibles a las necesidades de las personas usuarias y también a las del equipo de trabajo.

9. Trabajo en equipo. Capacidad de colaboración con el equipo de trabajo de la entidad para conseguir los objetivos comunes de la entidad. La calidad de los servicios prestados y las actividades desarrolladas por las entidades del tercer sector requiere el trabajo en equipo de los profesionales que los planifican e implementan.

Servicio Regional de Empleo y Formación (2009). El Tercer Sector y el mercado de trabajo en la Región de Murcia. https://bit.ly/3opg3GN